5 consejos para desarrollar responsabilidad afectiva.

Es importante reconocer y asumir que nuestras palabras y actos dejan huellas emocionales hacia las personas con las que nos relacionamos. Hacernos cargo de estos aspectos, se le denomina responsabilidad afectiva o emocional. 

Tenemos que ser conscientes de las implicaciones que conlleva la creación y el mantenimiento de vínculos entre las personas, con la finalidad de evitar daños en las emociones de los demás.

Para situarnos un poco en el contexto, cuando generamos un vínculo amoroso con alguien, uno de los fenómenos que se dan por falta de responsabilidad afectiva es el “ghosting”. Este, consiste en desaparecer sin dar explicaciones después de un tiempo de contacto cercano con una persona.  En lugar de asumir la responsabilidad de explicar el cambio de parecer, se opta por la huida, dejando sin explicaciones a la otra persona.

Por otro lado, no solo tenemos que tener responsabilidad afectiva hacia los demás, sino que también la debemos de tener con nosotros mismos. De esta manera, para poder empatizar con los sentimientos de los demás es necesario tener una base afectiva sana. Muchas veces se nos puede hacer difícil pensar que podemos provocar en otra gente, sin saber reconocer lo que sentimos nosotros mismos.

En definitiva, este concepto abarca dos aspectos importantes: las emociones propias y las emociones ajenas, por eso os traemos 5 consejos para desarrollar la responsabilidad afectiva.

 

5 consejos para desarrollar la responsabilidad afectiva.

 

1. Trabajar nuestra gestión emocional y hablar de las emociones.

Es muy importante aprender y gestionar nuestras propias emociones y saber cuál puede ser la causa de la emoción. Este acto nos permite conocer y asumir nuestras heridas emocionales. 

Evaluar la historia sobre lo que hemos aprendido desde la infancia, nos permite entender de qué forma hemos convivido con los estímulos que nos proporcionaba el entorno, adquiriendo una visión específica de la vida que tenemos y nuestras reacciones ante ciertas situaciones. 

 

2. Consciencia en el vínculo afectivo.

Los vínculos que se generan entre las personas, sobre todo en las relaciones personales e íntimas, requieren consciencia, análisis, reflexión, atención y cuidado. 

Para tener conciencia del vínculo afectivo, es importante reconocer la historia emocional de la otra persona en cada interacción con el objetivo de cuidarla y validarla.

 

3. Ser claro con las intenciones.

Muchas veces la falta de claridad en las intenciones pueden generar situaciones de confusión para la otra persona. Por eso, es muy importante ser honesto y claro con lo que expresamos, lo que queremos y lo que esperamos de un vínculo.

 

4. Establecer una comunicación asertiva.

La asertividad es un gran concepto que permite resolver conflictos de manera efectiva. El diálogo respetuoso y asertivo permite hablar abiertamente sobre lo que nos molesta o preocupa, evitando así, la acumulación de resentimientos y malentendidos que puedan herir a las demás personas.

 

5. Establecer y respetar los límites.

Cada persona tiene sus propios límites personales. Es por eso, que es muy importante reconocer y respetar los límites de los demás sin intentar forzar o presionar a alguien para que actúe en contra de su bienestar. No obstante, también debemos priorizarnos a nosotros mismos y establecer nuestros propios límites.