Alfabetización para personas recién llegadas (Adultos y niños)

La alfabetización es un eje central en las escuelas y centros de especialización. Como sabemos, las escuelas fueron creadas hace muchas décadas para enseñar a leer y escribir (alfabetización funcional), y hoy en día, siguen siendo el lugar por excelencia para dominar el lenguaje escrito. En nuestros tiempos, no es de lo único que se hacen cargo, por ello, el procedimiento no es el mismo que antes y los niños/as y adultos han perdido la costumbre de leer un libro o escribir a mano. Esto significa un cambio en la sociedad donde ya no sólo hay una vertiente de alfabetización sino múltiples, que cada vez se hacen más necesarios a la sociedad como por ejemplo: la alfabetización digital, científica, funcional, entre otros.

Alfabetización tradicional

La alfabetización tradicional es la acción de enseñar a leer y escribir la lengua catalana y española a personas recién llegadas que quieren aprender nuestras lenguas. Son personas, que prácticamente no conociendo nada de nuestra lengua o han tenido poco contacto con esta.

La alfabetización no tiene edad, en el sentido de que cualquier persona debe estar alfabetizada para vivir en sociedad. Por ello, la escuela es el eje central mediante el cual se enseña a leer y escribir.

Se trata de que cualquier persona tienen derecho a aprender a leer y escribir para poder comunicarse en el mundo en el que vivimos y tener una educación general básica. Por ello, tanto en las aulas de acogida en la escuela como en los centros especializados donde llevan a cabo la alfabetización para los adultos, tienen como finalidad conducir a familiarizarse con los hábitos escolares como puede ser: coger un lápiz, escribir el nombre y la fecha, corregir errores, entre otros. Iniciar a la comprensión escrita y oral para ir adquiriendo vocabulario y poderse expresa en situaciones tan sencillas como: saludos, alimentos, colores, partes de la casa, entre otros. Y también, poder explicar donde viven, que han hecho durante el día, cuántos años tienen, de dónde provienen, etc. Es decir, que sean capaces de facilitar datos personales, expresarse, describir, pedir información, etc.

Todo trabajo de alfabetización se empieza trabajando las vocales, una vez las han adquirido se van introduciendo las letras siguiendo un orden de utilización y dificultad de cada persona. Una vez consiguen esto, se observa como su capacidad para retener más vocabulario va aumentando y su estado de ánimo va adquiriendo más confianza, motivación, autoestima, entre otros.

Debemos tener en cuenta, que no existe ninguna medida de tiempo para aprender a leer y/o escribir, es decir, puede variar el ritmo de aprendizaje según las dificultades que tengan a la hora de adquirir conocimientos. Es necesario adaptarse a las necesidades y ritmos de cada persona para que vayan avanzando en este proceso.

Nuestra función como profesionales es continua, es decir, ya estemos con una persona o con un grupo, debemos observar y corregir todo lo que hacen (actividades, ejercicios, comunicación entre ellos ...) en el aula o en casa para así poder acompañarles en todo momento y que ellos se sientan apoyados por el adulto produciendo beneficios personales, aumento de la autoestima, confianza en sí mismo, autonomía personal y aumento de posibilidades para la acción individual o colectiva.